Bajo el cielo azul me lo quitaron todo. No me dejaron ni un
trocito de pan, tras lo ocurrido nadie más
volvió a mirarme.
Mi mujer murió en mis propias manos, yo, impotente, me auto declare culpable.
Lo único que me quedó de ella son recuerdos atrapados
en su triste anillo de matrimonio.
Tras la cárcel, no tengo nada, ni techo, ni comida, ni nadie que me acompañe
En este triste banco paso mis días sentado contemplando el
último recuerdo que me quedó de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario